lunes, 20 de enero de 2020

Proyecto Bandersnatch

Lilium



Las luces se encendieron de repente en medio de la oscuridad que hacía horas, o quizás días, que me estaba envolviendo. Había gente alrededor. Pares de ojos que se vislumbraban en la oscuridad tomaron el cuerpo de un grupo de personas. Todas ellas me miran, todas ellas no me sacan la vista de encima. 

¿Qué hice? ¿Por qué estoy aquí? Sólo dejen de mirar… Dejen de juzgar. ¡Largo! ¡Fuera! 

El sonido de un golpe me hizo elevar la cabeza y observar al juez.

Un hombre de peluca graciosa, con atuendo negro y un martillo me miraba desde lo alto de un púlpito. ¿Por qué? Una mujer llora a su lado, lágrimas desconsoladas caen por sus mejillas. Lo sé aunque esconda el rostro entre sus manos. Ladeé la cabeza. Conozco a esa señora, la conozco desde que tengo uso de razón, la conozco desde que nací. Ella me dio a luz.

—Culpable —sentenció el hombre dando otro golpe con su martillo.

¿Culpable? ¿De qué? ¿Quién? ¿Yo soy culpable?

Mis manos estaban esposadas, mis muñecas dolían y se retorcían en vanos intentos de liberarme. Sentí algo viscoso entre mis dedos, como si se resbalaran entre ellos. Seguro soy yo la culpable de algo, seguro me están sentenciando por algo.
Os justi
meditabitur sapientiam.
Et lingua ejus
loquetur judicium.

— ¡Culpable! —gritaron todo alrededor.

-Inmundos cómplices en esta sociedad hipócrita-

¿Qué? ¿Por qué dices eso?

No sé de dónde salió aquella voz, algo estaba confuso dentro de mi mente. Una voz se escuchaba desde lo más profundo de mi ser. Como si me conociera, como si supiera cuál era mi pesar, como si supiera cuál era mi carga, mi karma. Supongo que lo sabe perfectamente pues se queda a mi lado incluso cuando los recuerdos regresan.

—Sí, soy culpable… —dije en un suspiro. Los recuerdos estaban regresando. Su sonrisa, su risa despiadada, el llanto de mi madre, la golpiza de mi madre, mi risa desquiciada y mi sentimiento de victoria, de libertad. —Yo lo maté.

Yo maté a mi padre. Maté a ese monstruo que me torturaba, a ese ser repugnante que destrozaba uno a uno mis sueños, una a una mis esperanzas. Maté a aquel que cortaba mis alas, que cercenaba mi libertad, que restringía mis emociones, que destrozaba mi piel cada día. 

Ahora soy libre.

Estas esposas y estos escoltas hacia mi nuevo hogar son mi pase a la libertad. Estos seres no son más que inventos de esta sociedad extraña de la que no soy ni fui ni seré parte en algún momento de mi existencia. Mi nuevo hogar era diferente del pensado, era más tétrico, pero no por eso menos interesante.
Beatus vir qui
suffert temptationem.
Quia cum probates furerit
accipiet coronam vitae.

Kyrie ignis divine eleison. Ten piedad de mí. Ten piedad de esta vida miserable que hubiera llegado en algún momento. Sólo déjame descansar aquí, en medio de esta oscuridad, en medio de estos seres divinos y hermosos, en medio de estas personas aterradoras e interesantes. Ten piedad de mí.

—Bienvenida al Proyecto Bandersnatch.
Oh quam sancta
Quam serena
Quam benigna
Quam amoena

Donde lo que imagines puede ser realidad.

—El Proyecto Bandersnatch.

Donde tu vida puede volver a cobrar sentido a través de tus propios relatos, donde tus palabras y tu mente son tomadas en serio, donde puedes ser lo que tu imaginación desee ser.

Me siento adormecer en medio de estas personas que amo, de estos seres que se dicen mis nuevos amigos y enemigos. Me siento sonreír en medio de los delirios, en medio de las facciones, en medio de estos monstruos ficticios que son más reales que mi propia vida allá afuera. Nunca he sido tan feliz ni tan libre como cuando la sangre cubrió mis manos, las esposas mis muñecas y mi mente se alistó para este Proyecto.

¡Oh, castitatis Lilium!

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